domingo, 28 de septiembre de 2014

La palabra escondida

Érase una escritora que soñaba
con escribir el más hermoso verso
cuando al aire una palabra lanzaba.

(Paralelamente en el universo
en el que solo habita lo improbable
y el truco no se esconde en el reverso)

Cayó en las manos de un mago adorable:
“¡Espera! ¡viento! ¡no huyas todavía!
¿de quién es este término inefable?”
que casi sin querer se descubría
como la esencia que lo explica todo,
como una inexplicable melodía.

Quería el mago saber de algún modo
si a golpe de varita o de chistera
hallaba explicación en un recodo
o si encerraba el cielo una manera
de perseguir la estela que derrama
aquello que es brillante o que es quimera.

Impaciente por destapar la trama
mudó la apariencia de la palabra
a todos los colores de su gama

gélida, muda, transparente, glabra
indecible, fugaz, aniquilada

Nada-              -quedó a la voz de abracadabra.

Ante su desconcertada mirada
retazos del paisaje comenzaron
a ver su existencia difuminada.
El sol y las estrellas se apagaron
su piel lentamente se deshacía
y todos los relojes se pararon.

Entonces el mago lo comprendía
¡todo su mundo era una falsedad!
producto de una ajena fantasía.
Pues solamente existe una verdad:
que no es posible poder distinguir
qué es un sueño y qué es la realidad.

Una palabra.
¿Cuál es?