Hace ya muchas cervezas
que perdimos la inocencia.
Fue nuestra metamorfosis
solo que en nosotros
el vello púbico hizo las veces
de alas de mariposa.
Y ahora volamos
hasta donde la imaginación
nos sugiere paisajes
(es por eso que
me he vuelto tan creativa).
Cambiamos de sueños
tanto como de cama,
porque la luna se ve distinta
desde cada sábana manchada
de semen y misterios,
gemidos y ternura.
Y aprendimos
que la empatía es el motor de este mundo
y que aunque hayamos perdido la inocencia
siempre nos quedará la magia.
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